lunes, 17 de diciembre de 2007

ROCALLA DE EMDEMISMOS, JARDIN BOTÁNICO

Las glaciaciones del Cuaternario provocaron la extinción de gran parte de la flora extratropical. Las zonas templadas quedaron libres de fríos intensos, por lo que su flora sobrevivió, pero además se enriqueció con la desplazada por el avance de los hielos.
Los territorios de clima mediterráneo, junto con los tropicales, son los que actualmente poseen la flora más original y diversa.La historia geológica del Mediterráneo, los periodos de desecación e inundación, el avance de los hielos o la suavización de su clima, la formación de las montañas y la separación de las islas, han provocado unos procesos de fragmentación del territorio que han afectado a las plantas que vivían en él.
Cuando las poblaciones de una especie quedan separadas y aisladas, evolucionan de forma independiente y pueden dar origen, con el tiempo, a especies distintas que lógicamente tienen estrechos lazos de parentesco. Este fenómeno es conocido como vicarianza y en el Mediterráneo es muy frecuente.Por otro lado, la región mediterránea está bajo la influencia de un clima común, caracterizado por las temperaturas suaves en invierno y la aridez acusada en verano, que ha forzado al hombre, asentado en su cuenca, a desarrollar unas formas comunes de aprovechamiento del agua y del suelo, y a basar su agricultura en cultivos semejantes.


Con la rocalla de endemismos el Jardín Botánico encontró la forma de transmitir al visitante esa doble faceta del Mediterráneo: diversificadora, para las plantas, y unificadora, para los usos agrícolas. Fue proyectada en 1996 y al año siguiente encontró el apoyo de la Conselleria de Medio Ambiente que la incluyó entre las actividades a desarrollar dentro del proyecto Life de Microrreservas.
El elemento central de la colección lo constituye una balsa de agua de la que surgen dos acequias que recorren toda la rocalla y le dan unidad. Las acequias recuerdan el uso cuidadoso que siempre se ha hecho del agua en la región mediterránea y atraviesan los ambientes de montaña reproducidos con rocas calizas de distinta naturaleza y rodenos.
En estos roquedos se han agrupado los endemismos del Mediterráneo occidental por sus relaciones de parentesco. Junto a Silene hifacensis, exclusiva del norte de Alicante y de la isla de Ibiza, se puede ver a Silene mollissima, propia de Mallorca y Menorca. Hippocrepis valentina, exclusiva del norte de Alicante, convive con Hippocrepis grossi, endémica de Ibiza, y con Hippocrepis balearica, de Mallorca y Menorca.
Las tres especies de medicagos arbóreos también pueden compararse porque, en un rincón de la rocalla, crecen Medicago citrina, exclusivo de Columbretes, Cabrera y algunos islotes próximos a Ibiza, Medicago arborea, del Mediterráneo oriental, y Medicago strasseri, de Creta. También hay ejemplos de especiación en los que no ha intervenido la formación de islas, sino simplemente la aparición de barreras físicas (montañas, valles) que han aislado a la poblaciones.
Es el caso de Antirrhinum valentinum, endémico del sur de Valencia, que se puede comparar con Antirrhinum pertegasii, del norte de Castellón, Antirrhinum charidemi, del Cabo de Gata (Almería), o Antirrhinum sempervirens, de los Pirineos Centrales. Y los ejemplos siguen con otros géneros muy diversificados en el Mediterráneo como Sideritis, Biscutella, Centaurea, Dianthus o Helianthemum.Hay también plantas de Cerdeña (Satureja thymbra, Ferula arrigonii), Sicilia (Sarcopoterium spinosum, Centaurea aeolica), Córcega (Helleborus corsicus), o el norte de África (Fumana fontanesii, Anarrhinum fruticosum).
La acequia se adentra por una zona especialmente umbrosa, donde sólo han tenido cabida los helechos autóctonos valencianos y otros emparentados con ellos: Polypodium cambricum, Phyllitis scolopendrium, Thelypteris palustris, Dryopteris filix-mas, Ceterach officinarum, Asplenium onopteris.
Las acequias confluyen y desaparecen en una zona que reproduce el típico ambiente de montaña modificado por el hombre para establecer sus cultivos. Aquí, conviviendo con los endemismos del matorral (Salvia blancoana, Thymus longiflorus, Thymus membranaceus, Thymus zygis), se encuentran los cultivos típicamente mediterráneos como olivos (Olea europaea), algarrobos (Ceratonia siliqua), vides (Vitis vinifera) o alcaparras (Capparis spinosa).





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